Existen
directores/jefes muy capacitados que son malos líderes, y en cambio hay jefes
desastrosos, que son grandes líderes. Y también hay una cosa muy clara “Si nadie te
sigue, por descontado que no estás liderando”
Dirigir es lo que haces; el
liderazgo es la persona que eres y la influencia y el impacto que ejerces sobre
la gente que está en contacto contigo. El
liderazgo es sinónimo de influencia.
La prueba final del liderazgo es:
cuando te marchas ¿dejas las cosas mejor que cuando las encontraste? El liderazgo
es influir, es la huella que dejamos en otras personas y las que dejamos en las
organizaciones en las que participamos.
Ser un líder con vocación de
servicio significa sencillamente ser capaz de identificar y satisfacer las
necesidades legítimas de las personas puestas a tu cargo. En eso reside el secreto del liderazgo.
Jim Collins (Empresas que
sobresalen, 2011) encontró dos cualidades en todos los grandes líderes. La
primera es la humildad, descrita como “centrase
en los demás”, es decir en su gente. Y la segunda cualidad era una fuerte
voluntad profesional de hacer lo correcto por su gente y su organización, es
decir, “tener carácter”.
Para convertirte en un líder eficaz
hay que hacer algo más que leer un libro, hay que practicar. En realidad no se
conoce a nadie que se haya convertido en un gran golfista, mirando los DVDs de
Tiger Woods. Como cualquier habilidad, el
liderazgo tiene que ser practicado con regularidad para que se desarrolle y
facilitar el auténtico cambio.
Piensa que todas las cualidades
que caracterizan a un gran líder, no pueden aprenderse solamente leyendo o
mirando un DVD: humildad, respeto,
autocontrol, honestidad, compromiso, determinación, gratitud y habilidades comunicativas,
hay que trabajarlas y potenciarlas cada día y a todas horas, ya sea uno mismo o
con ayuda de un coach o mentor que te acompañe indicando cuáles y cómo
trabajarlas para desarrollar y hacer crecer esas cualidades del carácter.
En definitiva, podemos afirmar
que el liderazgo tiene poco que ver con el estilo (la personalidad), y mucho con la sustancia (el carácter).
Me gustaría terminar este artículo
de forma que te llevarás algo más que una lectura interesante. Te voy a
explicar cómo trabajar una de las cualidades para ser un gran líder, de esta
forma empezarás a dar los primeros pasos para realizar el cambio.
La gratitud: Según W. Arthur Ward “Sentir gratitud y no expresarla es como envolver un regalo y no darlo”.
Cuando nos sentimos agradecidos conectamos con la abundancia en todas las
dimensiones.
Ser agradecido supone reconocer
la actitud, conducta o acción de alguien que influye positivamente en nuestra
vida. Muchas veces damos por supuesto “el gracias” y no lo decimos, pero si
piensas un poco en la felicidad que damos a los demás al agradecer lo que nos
dice o hace, a partir de ahora lo harás más a menudo.
Ponerla en práctica:
1. Ser
conscientes de los pequeños gestos y detalles (que los demás tienen con
nosotros) en nuestro día a día.
2. Ser
conscientes de la palabra “gracias” y decirla con sentimiento y más a menudo.
3. Utilizar
el agradecimiento como una actitud y como refuerzo de tu carácter.
4. Ahora
piensa: ¿Qué puedo hacer para practicar más mi agradecimiento? ¿con quién? ¿cuándo?
5. Reflexiona
sobre qué ocurre cuando dices “gracias”: Cómo te sientes tú y sobretodo cómo se
siente el que la recibe.
6. Piensa
y escribe: 5 beneficios para ti al practicar esta habilidad.
Espero que este artículo sea el principio de tu cambio y en poco
tiempo te conviertas en el líder que deseas ser.
Continuará…. “Cómo forjar el carácter de un lider”
Texto basado en el libro: La Paradoja (James C. Hunter).
Prácticas diseñadas por Neus Escoda M. para potenciar tu gratitud.
¡Gracias por tus comentarios!
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