martes, 25 de noviembre de 2014

Puede alguien ayudarme con mi negocio

Basándome en el libro de Benoit Mahé, llamado “Retail Coaching” podemos decir que la aplicación del coaching permite acompañar al comerciante, al jefe de tienda, al directivo de cadenas de tiendas y al vendedor hacia su mejor nivel, ya que propone a cada uno de los actores, en cada estamento de la organización preguntas que le ayudan a tomar conciencia y a comprometerse consigo mismo y con el cambio.

A veces la primera reacción de la tienda o cadena de tiendas es: “aquí no nos hace falta un psicólogo”. Pero no se trata de eso: el objetivo es ganar más dinero con más clientes que gasten más en cada compra gracias a un personal implicado.
El coaching dirigido al comercio, ya asume que el comerciante o vendedor, ya domina las bases del comercio. En ello se diferencia de la consultoría. El valor del coach consiste en acompañarlo en la definición de su objetivo y en la búsqueda de sus propios caminos para alcanzarlo.

La reflexión y la acción, lo llevarán hacia su mejor nivel.

El coaching es también un estilo de liderazgo. La consultoría se aplica fuera: el experto le cuenta al no-experto lo que debe hacer. El Coaching, en cambio, tiene vocación de estilo interno y busca que cada vendedor use recursos de este estilo para acompañar a su cliente hacia una compra más plena y satisfactoria; que cada directivo se convierta en el coach de sus equipos incorporando el Coaching a su estilo de management; que cada emprendedor busque sus mejores recursos internos para convertir su visión en acciones concretas que lo llevarán al éxito.

Lograr ese cambio cuesta, ya que cuando el jefe da las ideas y decide, el subordinado se limita a ejecutar, pero cuando el superior logra que el subordinado se sienta dueño de las ideas, en el acto lo hace responsable.

Si bien es cierto que hemos hablado de comercios o tiendas con varios vendedores, podemos aplicar este Retail Coaching a un comercio o despacho profesional dirigido por un autónomo o comerciante, y en este caso, las técnicas son las mismas e incluso más fáciles de poner en práctica, ya que es trabajar con una sola persona, que tiene muy claro cuáles son los objetivos de su negocio y hacia dónde quiere llegar.

Y recuerda:
“Dirigir un comercio es crear un mundo del que los clientes y los vendedores deseen formar parte” (Robert Dilts)


martes, 4 de noviembre de 2014

Emprendedor de 20 años consigue facturar millones de euros ¿Te animas?

Es el sueño de tantas personas: inventar algo que les haga multimillonarios. Alex Shlaferman, con sólo 20 años, lo ha conseguido. Y no una vez, sino varias. La primera que logró tenía únicamente 11 años. Hoy es el dueño de Vante Toys, una compañía de productos de consumo que facturará este año cerca de 10 millones de dólares (cerca de 8 millones de euros), según sus propias estimaciones. Su acelerada vida empresarial le ha llevado incluso a que una productora se fije en ella para crear un reality show.
Su empresa va tan bien, que Shlaferman hasta tiene su propia fábrica de juguetes en China, en la que emplea a 48 personas. Tener su propio equipo, dice, le ha permitido rebajar los costes a la mitad. “Si compro algo a un fabricante en China por un dólar, significa que lo están haciendo por 50 centavos”, razona. Además, se trata, asegura a Business Insider, de una cuestión de calidad, porque en el gigante asiático “hay problemas de control y nunca se sabe lo que estás recibiendo”, explica. En Brooklyn, donde nació, mantiene la sede central, en la que tiene siete trabajadores.
El producto que le ha catapultado al éxito este año es el Wallet Ninja, que cuenta con 18 utilidades planas integradas en el tamaño de una tarjeta de crédito. Es como una navaja suiza pero sin cuchillo. Y se puede llevar en la cartera. Incluye seis llaves, cuatro destornilladores, cuatro abridores, un pelador de frutas y hasta un soporte para el teléfono móvil. Tiene un precio de 30 dólares y está teniendo una gran acogida en gremios como carpinteros, repartidores, mecánicos…
El Wallet Ninja se vende en Amazon y estará también esta Navidad en gigantes minoristas como Walmart y Walgreens. Shlaferman prevé, además, lanzar una amplia campaña de publicidad en las televisiones. Los pedidos se acumulan y previendo un incremento de las ventas en las próximas fechas, el joven empresario estima que los ingresos alcanzarán los 10 millones de dólares (casi 8 millones de euros).
El año pasado, Vante Toys ya facturó alrededor de 5 millones de dólares (casi 4 millones de euros).La empresa ha ido creciendo ininterrumpidamente lo últimos cuatro años. Antes del Wallet Ninja, Shlaferman ya triunfó con un juguete, el famoso avión boomerang llamado Super Looper, cuando sólo tenía 16 años. Lo presentó en una Feria del Juguete y recibió muy buenas críticas. Por aquel tiempo, los fabricaba en su propia habitación.
Su carrera, no obstate, comenzó mucho antes, cuando sólo tenía 11 años y comercializó un DVD en el que enseñaba a levitar. En sólo una semana vendió a través de Internet 100 copias, a 100 dólares cada una. “En unos días gané 10.000 dólares y mis padres no tenían ni idea”, cuenta el joven emprendedor.
Con 15 años trabajó un verano para un amigo de la familia que vendía productos de cocina por las ferias de todo el país. Conoció entonces a un hombre del negocio de los juguetes que fabricaba en China. Trabajó para él y aprendió los entresijos que le han permitido llegar hasta lo que es hoy Vante Toys.
Los comienzos, como suele ocurrir, no fueron un camino de rosas. La comercialización del Super Looper no fue fácil. Llamó a todas las puertas sin respuesta. Al fin y al cabo, sólo tenía 17 años. Pero insistió e insistió y acabó conociendo a dos personas en Toys R Us y Bath & Beyond a las que convenció. Ambas firmas pusieron en sus tiendas el juguete y en unas pocas semanas arrasó.
Fue el verdadero punto de inflexión para este joven neoyorkino de personalidad extrovertida. Compró con 18 años un Maserati, para sustituirlo al poco tiempo por un camión, y se hizo famoso por las fiestas que organizaba, incluso sobre el puente de Manhattan, lo que le llevó a pasar un par de noches en el calabozo. Una vida acelerada, la de Alex Shlaferman, que podría sumar en los próximos meses su propio reality show.
Copia del artículo publicado en YAHOO/Finanzas el 03-11-2014